Solo el 24% de los pacientes con enfermedad vascular habla sobre su estado emocional con el profesional sanitario

Hasta el 36 por ciento de los encuestados no recuerda sus niveles de colesterol total

Laura Chivato Isabel

Cuando se habla de enfermedad vascular, esta puede referirse a cardiopatías isquémicas, ictus o enfermedad arterial periférica (EAP). En conjunto, los casos diagnosticados en España ascienden a 1.154.022 personas, por lo que lograr un buen control se torna fundamental cuando además esta afecta considerablemente a la calidad de vida. Tanto es así que el 54 por ciento de los pacientes con enfermedad vascular sufre ansiedad o depresión, según el ‘Informe de situación de la hipercolesterolemia y otros factores de riesgo en pacientes con alto y muy alto riesgo vascular en España’, elaborado por Cardioalianza con el apoyo de diferentes sociedades científicas y la colaboración de Amgen. El dato más llamativo es que, a pesar de esta situación, solo el 24 por ciento de estos declara hablar sobre su estado emocional con el profesional sanitario.

Sin embargo, sí se habla sobre el estado general de salud en un 79 por ciento de los casos y de los síntomas y cambios experimentados desde la última consulta médica en un 56 por ciento.

“Asimismo, 1 de cada 3 encuestados (33%) es informado sobre las opciones terapéuticas no farmacológicas y un cuarto de ellos (25%) sobre las opciones de tratamiento farmacológico, así como acerca de los efectos secundarios de los mismos (26%)”, apuntan en el informe.

Durante la consulta parece que también hay espacio para los factores de riesgo asociados a la cardiopatía isquémica, la enfermedad cerebrovascular y a la EAP, pues los pacientes declararon recibir información sobre estos, “como mínimo”, en un 79 por ciento de los casos. Esto es importante ya que hay que tener en cuenta que el 78 por ciento de las personas encuestadas padece una o varias enfermedades que representan estos factores de riesgo. Concretamente, las más frecuentes son la hipertensión arterial (55%), la diabetes mellitus (30%), la hipercolesterolemia no congénita (el 21%) y la hipercolesterolemia familiar (12%).


Para desarrollar el informe se realizó una encuesta a más de 400 pacientes, donde se demostró que el perfil mayoritario o más frecuente de la persona con enfermedad vascular en España es un hombre (88%) de 66 años, con estudios primarios (41,5%), que se encuentra jubilado o es pensionista (71%) y que vive acompañado por su pareja (55%). Igualmente, tiene diagnóstico de cardiopatía isquémica (67%) y ha sufrido dos infartos de miocardio, además de padecer hipertensión arterial (55%)


Hipercolesterolemia y enfermedad vascular

El riesgo de sufrir enfermedades o accidentes cerebrovasculares aumenta si se padece hipercolesterolemia, además de que esta última causa alrededor del 4,5 por ciento de las muertes en el mundo, según el informe.

En este sentido, cabe destacar, como se ha mencionado anteriormente, que en conjunto solo un 33 por ciento afirma tener un diagnóstico de hipercolesterolemia y, sin embargo, en el estudio se subraya que la gran mayoría de los encuestados reconoce tomar tratamiento para esta enfermedad (estatinas) en un 70 por ciento. Además, a la hora de controlar esta, hasta el 36 por ciento de los encuestados no recuerda sus niveles de colesterol total y un 46 por ciento desconoce sus niveles de colesterol LDL, es decir, del ‘malo’.

Hasta el 36 por ciento de los encuestados no recuerda sus niveles de colesterol total y un 46 por ciento desconoce sus niveles de colesterol LDL, es decir, del ‘malo

Adherencia y hábitos saludables

En cuanto a la adherencia, y en promedio, los pacientes dicen ser muy adherentes a los tratamientos, concretamente de 9 en una escala del 1 al 10, siendo lo más frecuente, según el informe, que cumplan al 100 por ciento.

Sin embargo, no solo es importante seguir el tratamiento farmacológico, sino también seguir ciertos hábitos de vida saludable.

Así, los encuestados señalaron que las actividades que realizan con mayor frecuencia son las que requieren poco o ningún esfuerzo físico, lo que se traduce en que el 72 por ciento no practique nunca o casi nunca actividad física como correr, nadar o hacer gimnasia; además, el 63,5 por ciento de las personas que trabajan y que tienen enfermedad vascular realizan una actividad sedentaria en el puesto de trabajo. En cuanto al hábito tabáquico sí parece que los pacientes estén más concienciados, pues solo el 11 por ciento continúa fumando (el 53 por ciento no fuman o han fumado en el pasado); algo similar a lo que ocurre con la dieta, ya que el 74 por ciento hace siempre o a veces dieta para controlar su enfermedad vascular.

En cuanto al hábito tabáquico sí parece que los pacientes estén más concienciados, pues solo el 11 por ciento continúa fumando

Propuestas de mejora 2019-2025

A partir de todos estos datos, otro de los objetivos del informe era elaborar una serie de propuestas de mejora para la prevención secundaria del riesgo vascular en el horizonte 2019-2025. Estas fueron validadas y priorizadas mediante una metodología Delphi por el Comité de Trabajo del proyecto, formado por profesionales de cardiología, neurología, medicina de familia, profesionales de enfermería y representantes de los pacientes.

Las recomendaciones son las siguientes:

A corto y medio plazo (2019-2023)

  1. Posibilitar el acceso de los pacientes con alto riesgo vascular al mejor tratamiento farmacológico disponible en base a la evidencia.
  2. Favorecer la coordinación y comunicación entre los diferentes niveles asistenciales (AE y AE).
  3. Diseñar e implantar intervenciones para el fomento de la adherencia terapéutica.
  4. Promocionar la prescripción de programas de deshabituación tabáquica a aquellas personas con enfermedad vascular que no hayan cesado el hábito.
  5. Fomentar la prescripción y desarrollo de programas de rehabilitación cardíaca en las fases 1,2 y 3 a los pacientes con muy alto riesgo vascular, siguiendo las recomendaciones de las guías de práctica clínica.
  6. Reforzar el rol de enfermería en lo relativo al control de los factores de riesgo, así como la divulgación de su labor entre los pacientes con alto riesgo vascular y la población general.
  7. Informar a los pacientes sobre las diferentes opciones terapéuticas disponibles para tratar su enfermedad vascular y los diferentes factores de riesgo.
  8. Integrar los fármacos indicados para la deshabituación tabáquica en la cartera pública de servicios de prestación farmacéutica.
  9. Fomentar el desarrollo de programas específicos de ejercicio físico para pacientes con claudicación intermitente y de rehabilitación/protetización para pacientes amputados.
  10. Implementar y optimizar el uso de las guías clínicas para el correcto cumplimiento de las rutas asistenciales.
  11. Impulsar programas de educación sanitaria que integren recursos sanitarios de primer y segundo nivel y comunitarios.
  12. Potenciar los centros de rehabilitación neurológica ambulatoria, así como los programas domiciliarios de rehabilitación neurológica.

A largo plazo (2024-2025)

  1. Desarrollar y extender proyectos de automonitorización sistematizados en la atención sanitaria a pacientes con alto riesgo vascular con el objetivo de favorecer el autocuidado y corresponsabilidad de los pacientes.
  2. Implementar programas de telerehabilitación que incluyan, entre otras, servicios de fisioterapia, logopedia, terapia psicológica y cognitiva.
  3. Incorporar el perfil del nutricionista en la cartera de servicios sanitarios públicos y promocionar el rol del psicólogo/a en el abordaje y manejo de los factores de riesgo asociados a la enfermedad vascular y de su dimensión emocional.
  4. Prescribir por parte de los profesionales sanitarios el uso de aplicaciones móviles, smartwatches, pulsómetros u otros recursos que favorezcan la realización de ejercicio físico en casa y con ello los hábitos de vida saludable.
  5. Promover la comunicación médico-paciente mediante el uso e implantación de vías interactivas de comunicación como la consulta virtual y otros recursos de telemedicina.
  6. Implementar programas de atención domiciliaria a pacientes con enfermedad vascular coordinados por AP.
  7. Prescribir las organizaciones de pacientes como fuente de información fiable relativa a la enfermedad vascular y como medio para canalizar las demandas de los pacientes a las administraciones sanitarias.