Mantener unos hábitos de vida saludable en relación con la vitamina D

La opinión de Francisco Javier Aguilar, responsable de la Unidad de Metabolismo Óseo del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga y coordinador del Grupo HD.

La vitamina D tiene una gran importancia, fundamentalmente en la absorción del calcio y en la mineralización del hueso. Además, en los últimos años, se ha comprobado que tiene otras múltiples funciones, relacionándose su deficiencia con la aparición de numerosas enfermedades como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, cánceres, infecciones, enfermedades autoinmunitarias, etc. Por ello, es muy importante mantener unos niveles sanguíneos adecuados para realizar todas estas funciones.

Actualmente se recomienda una dosis de 800-1.000 UI/día de vitamina D y en población de riesgo, unas 2.000 UI/d (ancianos, trabajadores nocturnos, pacientes con osteoporosis, sujetos de piel oscura, obesos, enfermedades que afecten a la absorción intestinal, etc).

Las dos fuentes principales de vitamina D son la radiación solar y la dieta. La primera es la más importante, considerándose que hasta el 90 por ciento de la vitamina D que ingresa en nuestro cuerpo lo hace por esta vía. Solo el 10 por ciento se obtiene de la dieta, ya que son pocos los alimentos que la contienen y, en general, en poca cuantía.

“La primera es la más importante, considerándose que hasta el 90 por ciento de la vitamina D que ingresa en nuestro cuerpo lo hace por esta vía”

A pesar de la gran insolación que tenemos en España existe una importante hipovitaminosis D. Aunque las causas son diversas, la más importante es la escasa exposición solar que sería necesaria para sintetizar la vitamina D que se requiere. El sol nos molesta y evitamos tomarlo, usamos protección solar ante el miedo al cáncer de piel y otras lesiones cutáneas que se producen por el sol (a partir de un factor de protección 15 no se sintetiza prácticamente nada de vitamina D), la vida actual nos obliga a permanecer encerrados la mayor parte del día (oficinas, hospitales, colegios, transporte, etc). La población con un mayor riesgo, por este motivo, son los ancianos que se encuentran en residencias.

La fuente dietética solo aporta una pequeña cantidad de la vitamina D que necesitamos. Se acepta que lo que se obtiene de las dietas occidentales son alrededor de 200 UI/d, por lo que el resto debemos conseguirlo a través de la exposición solar.

Si queremos evitar la hipovitaminosis D y sus consecuencias debemos cambiar nuestros hábitos de vida hacia otros más saludables. Si no existe una contraindicación expresa para tomar el sol (recomendación del dermatólogo, toma de fármacos fotosensibles, etc), debemos aumentar nuestra exposición solar, desarrollando más actividades al aire libre (especialmente los niños) y cambiar nuestros hábitos alimenticios hacia productos con un mayor contenido en vitamina D.ç

“Si queremos evitar la hipovitaminosis D y sus consecuencias debemos cambiar nuestros hábitos de vida hacia otros más saludables”

El tiempo máximo recomendado de exposición solar, en las horas centrales del día en ciudades costeras del sur de España, va a depender del fototipo cutáneo y de la estación del año. El fototipo cutáneo habitual en nuestro país es el III (caucásico) o IV (moreno claro) por lo que la exposición en cara, brazos y manos durante 7 minutos en el primer caso o 10 en el segundo son suficientes para conseguir 1.000 UI/d en verano teniendo que triplicar ese tiempo en invierno. Lógicamente, en ciudades más en el interior y hacia el norte donde la radiación solar es menos intensa se necesita algún tiempo más.

Por último, nuestra dieta debe incluir más pescados grasos (atún, caballa, sardina, bonito, salmón) que son los que tienen un mayor contenido en vitamina D con diferencia. Otros productos con menor cantidad son los huevos, leche y derivados. En España, son pocos los alimentos que están enriquecidos con vitamina D.

Si por alguna razón no se puede tomar el sol y se está en riesgo de deficiencia, se debe acudir al médico para analizar la vitamina D y que se prescriban suplementos si fuera preciso.