Papel que juega la Enfermería en el abordaje de las patologías urológicas y la importancia de la coordinación

La opinión de Manuel R. Bernal Pacheco, enfermero del Hospital Universitario Virgen de la Victoria (Málaga) en la Unidad de reeducación vesical y urodinamia y tesorero de la Asociación Española de Enfermería en Urología (AEEU)

Los objetivos cardinales y básicos derivados de mi intervención profesional se dirigen y encaminan hacia la búsqueda de estrategias que favorezcan y propicien un escenario de relación terapéutica efectiva con las personas a las que hemos de garantizar calidad y continuidad en sus cuidados, generando un proceso de empoderamiento mutuo y bidireccional que redunden en una mayor autonomía e independencia en su vida cotidiana, así como seguridad en su proceso minimizando los riesgos derivados de su disfunción. En este punto, contribuir en su integración social y afrontamiento de la situación debe convertirse en nuestra misión de incrementar el nivel de CALIDAD DE VIDA a las personas.

Los cuidados a pacientes con patologías urológicas forman parte del trabajo diario del profesional de enfermería en diferentes Unidades de Atención Especializada y Atención Primaria de salud. Nuestro rol profundiza en el cuidado fundamentalmente individualizado y se enfoca, sobre todo, a preservar la autonomía/independencia de la persona, desde bases éticas y clínicas, a intentar promover una experiencia del proceso vivido de la mejor manera posible y exige la suma de competencias específicas en el ámbito urológico.

“Nuestro rol profundiza en el cuidado fundamentalmente individualizado y se enfoca, sobre todo, a preservar la autonomía/independencia de la persona”

A modo general, la enfermedad pone en el centro de atención al paciente, pero también a su entorno, a su familia, a todo aquello que da dignidad a su vida y a su día a día. Esto, a veces, en ámbitos donde los cuidados no están fundamentalmente preservados, es muy complejo. En cualquier caso, nuestro papel es captar, intervenir y trasladar las necesidades del paciente y de sus familiares al resto del equipo para diseñar el plan terapéutico multidisciplinar, implementando modelos propios de nuestra Taxonomía NANDA/NOC/NIC. Los profesionales de enfermería hemos de saber valorar al paciente como una totalidad, ser capaces de ponernos delante del individuo por encima de todo, y trabajar a partir de lo que ellos demandan. Estar atento a cómo el paciente está viviendo la situación es el punto de partida para otorgarle el papel de ser el partícipe de sus cuidados y de su atención.

El rol del profesional enfermero es trascendental en la prevención precoz de los síntomas que surgieran de patologías urinarias. En este aspecto, la identificación temprana de aquellos factores de riesgo que una persona puede tener es lo que nos debe alertar y anticipar nuestra futura intervención, favorecer su abordaje y prevenir complicaciones. Esta labor debiera desarrollarse en cualquier nivel asistencial de salud como base de un proceso de educación terapéutica estructurado. Para que los cuidados brindados sean efectivos, se debiera contar con mecanismos articulados y homogéneos que iniciaran el adecuado abordaje en estos pacientes, poniendo en conocimiento de su Equipo de Atención Primaria los STUI detectados, con la finalidad de dirigir el proceso de manera precoz e iniciar las intervenciones/derivaciones pertinentes en cada caso.

Dentro del equipo multidisciplinar, la enfermera es el elemento de cohesión entre la familia, el paciente y los demás profesionales sanitarios. Tanto es así que desde nuestra consulta, hemos de ser capaces de coordinar la actuación del equipo multidisciplinar que interviene en el abordaje integral de estos pacientes, así como dirigir y optimizar los recursos en todos los niveles asistenciales, disminuyendo la variabilidad clínica y mejorando la seguridad del paciente. Por tanto, como profesionales enfermeros, considero fundamental responsabilizarnos de liderar y gestionar los cuidados bajo una atención sanitaria humanizada, cercana y accesible. En consecuencia, hemos de adquirir competencias específicas que acrediten y reconozcan la especialización de enfermería en el área urológica, mostrar un espíritu de mejora/aprendizaje permanente apostando por formación continuada que nos habilite la mejor práctica basada en la evidencia de los cuidados disponibles, así como fomentar espacios colaborativos y de investigación que apoyen cualquier fórmula que beneficie el autocuidado.

“Considero fundamental responsabilizarnos de liderar y gestionar los cuidados bajo una atención sanitaria humanizada, cercana y accesible”

En conclusión, los cuidados correctos, la educación sanitaria, el seguimiento continuado y personalizado de estos pacientes por parte de los profesionales de enfermería y la adherencia terapéutica de los pacientes a las terapias recomendadas, suponen los pilares básicos a conseguir para el mejor control de pacientes con patologías urológicas, previa incorporación de habilidades clínicas que nos permita el uso de sistemas de valoración avanzada para emitir juicios en diagnósticos complejos.