¿En qué fallamos como educadores en salud?

La opinión del profesor Ángel Gil de Miguel, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública URJC. Comisionado para la Equidad de la Alianza General de Pacientes

La educación para la salud siempre ha sido una asignatura pendiente en la asistencia sanitaria, no solo en la formación de los futuros profesionales sanitarios, sino también en día a día de la asistencia sanitaria. Cierto es que no lo podemos generalizar ya que hay profesionales que han desarrollado esta tarea de forma natural y continua, lo han integrado en su actividad laboral de forma cotidiana, como los profesionales de enfermería, mientras que otros aún tienen mucho camino por recorrer.

En gran medida se debe a cierto sentimiento de inseguridad cuando estamos delante del paciente y a la sobrecarga de trabajo, que unido a la falta de tiempo en la asistencia, hace que no termine de integrarse, si pensamos en la consulta de atención primaria que tiene una media de 5-6 minutos por paciente y durante ésta intentamos completar los cambios en la historia clínica electrónica, esto hace que el tiempo pase muy rápido y cuando queremos afrontar algún mensaje de educación nos hemos quedado sin tiempo. Por eso es muy importante cumplir el criterio de asistencia integral del sistema nacional de salud, que exige que los sanitarios trabajemos en equipo y que nos apoyemos de forma integral para que entre todos podamos incidir también en la educación para la salud.

“Es muy importante cumplir el criterio de asistencia integral del sistema nacional de salud, que exige que los sanitarios trabajemos en equipo y que nos apoyemos de forma integral”

Otro aspecto relevante es la confianza, como decía Galeno, “cura mejor el que cuenta con la confianza de la gente”. Durante los últimos años la confianza está cuestionada y debemos recuperarla, los pacientes no se siente seguros cuando hay una rotación excesiva de profesionales. Dicho de otra forma, si cada vez son atendidos por un profesional diferente, difícilmente podemos garantizar la confianza con el profesional, esta circunstancia se agrava aún más cuando se trata de un paciente crónico, el 70 por ciento de nuestro pacientes, ya que si cada vez son atendidos por un profesional diferente, es imposible generar el clima de confianza necesario para que el paciente se abra y nos cuente todo lo que le pasa, es por tanto uno de los aspectos en lo que más fallamos y que debemos recuperar.

No tenemos tiempo, pero tenemos que utilizar todas las herramientas a nuestro alcance para rentabilizarlo, utilicemos el lenguaje, pero no solo el verbal, sino también el no verbal, este nos ayudará a expresarnos y a rentabilizar el tiempo, y además a través de nuestras expresiones podremos expresar otro aspecto clave para la educación para la salud que es la emoción, la emotividad. Algo a lo que también tenemos cierto miedo y en lo que fallamos, perdamos ese miedo y ganemos en emotividad y emocionalidad. Como ya se ha puesto de manifiesto en muchos estudios un trato afectivo, amable y humano contribuyen en gran medida a la resolución de los problemas de salud.

“Perdamos ese miedo y ganemos en emotividad y emocionalidad”

Nos enfrentamos a cambios radicales de cara al futuro y como decía Albert Einstein “lo importante es no dejar nunca de hacer preguntas, no perder jamás la bendita curiosidad”, nos guste o no tenemos que estar al día y eso nos exige actualizarnos en el más amplio sentido de la palabra, si lo hacemos nuestros pacientes se sentirán mejor atendidos, tendrán una percepción mayor de confianza y de seguridad en nosotros. Seamos claros en nuestro mensajes, los pacientes lo esperan de nosotros, por lo que se lo tenemos que dar, no hay que ocultarse bajo una jerga que solo entendemos nosotros, sino que tenemos que hacerlo con claridad, recomendemos fuentes de información donde el paciente pueda encontrar información de calidad y rigurosa, eso le ayudará, pero también nos ayudará a nosotros. Como decíamos antes, necesitamos rentabilizar nuestro tiempo y lo tenemos que hacer con las mejores fuentes de información disponibles, y utilizando recursos novedosos y fiables, las TIC han venido para quedarse, y tenemos que tenerlas de aliadas en nuestro día a día.

En resumen, tenemos mucho que aprender y mucho que ganar si lo hacemos, por lo que integremos todos estos aspectos en nuestra formación para que tanto nosotros como las futuras generaciones de profesionales sanitarios vea la educación para la salud como una herramienta imprescindible en nuestro ejercicio profesional.