La opinión de José Martínez Olmos, portavoz de Sanidad del PSOE en el Senado
La actual realidad asistencial en el sistema sanitario español tiene entre sus características la cronicidad, aunque esto sucede en la mayor parte los países desarrollados, tanto por el envejecimiento de la población, como por la mayor capacidad de actuar frente a las enfermedades gracias a las mejoras en el ámbito de la salud pública y a la mayor efectividad de los cuidados de enfermería y a los tratamientos médicos y farmacológicos. Es por eso que, cuando se analizan aspectos relevantes de los procesos de atención a los pacientes crónicos, encontramos una característica común en muchos de ellos, ya que un alto porcentaje de los mismos son pacientes polimedicados y, los que no lo son, tienen casi siempre medicamentos prescritos para el control de su enfermedad.
Desde este punto de vista, es sumamente importante el seguimiento de los tratamientos para asegurar la mayor efectividad posible y ofrecer la mayor calidad asistencial. Uno de los aspectos necesarios para que los tratamientos con fármacos sean efectivos es el relativo a asegurar que los pacientes cumplen con las pautas de prescripción definidas por el médico responsable. Trabajar con metodología para asegurar el cumplimiento de estas pautas de prescripción es lo que se ha venido a denominar adherencia al tratamiento y junto al seguimiento farmacoterapéutico, se constituye en elemento clave para la calidad asistencial en los tratamientos farmacológicos a los pacientes.
Evidentemente, son estrategias útiles a todos los pacientes (sean agudos o crónicos), pero es más frecuente y probablemente más relevante la existencia de problemas de adherencia a los tratamientos en los pacientes crónicos y, en especial, en los polimedicados. Es por eso que cualquier iniciativa que potencie la efectividad de los tratamientos con fármacos es necesaria y conveniente para conseguir el mejor éxito en el control y/o la curación de las enfermedades que afectan a los pacientes.
“Cualquier iniciativa que potencie la efectividad de los tratamientos con fármacos es necesaria y conveniente para conseguir el mejor éxito en el control y/o la curación de las enfermedades”
Hay una derivada relevante a tener en cuenta en los procedimientos de trabajo que persiguen la adherencia a los tratamientos y es la referida a la mejor utilización de los recursos económicos que supone la prestación farmacéutica. A la calidad, añaden eficiencia en el gasto. Y esto es de enorme importancia porque el binomio calidad y eficiencia es más imprescindible que nunca en esto tiempos de austeridad y recortes que vivimos.
Los sistemas sanitarios hoy están inmersos en un debate sobre las diferentes fórmulas que permitan asegurar sus sostenibilidad, ya que precisamente el envejecimiento poblacional (junto a otros factores, claro) es uno de los condicionantes de mayor necesidad e gasto y es en este contexto donde cobra mayor sentido, si cabe, el desarrollo de acciones dirigidas a mejorar la efectividad de las intervenciones. El trabajo para conseguir el objetivo de adherencia a los tratamientos involucra a todos los profesionales sanitarios. En mi opinión, de manera especial a los farmacéuticos y profesionales de enfermería. Todo ello en una estrategia común de todo el equipo de atención primaria, que debe involucrarse en estos objetivos con la participación activa de la figura del médico. Apoyemos esta importante tarea que sólo traerá beneficios para los pacientes y para el propio sistema sanitario.