Abunda la información sobre el ictus, pero ¿se ha alcanzado la concienciación?

El 80% de los ictus que se producen son evitables

Laura Chivato

“¿Hemos alcanzado la concienciación?”. Esta pregunta ha sido lanzada por la doctora María Alonso de Leciñana, coordinadora del Grupo de Estudios de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN), durante la III Jornada de Prevención del Ictus, organizada por Freno al Ictus. Este punto ha sido sobre el que ha girado el encuentro: la necesaria calidad de la información sobre esta enfermedad, una información que, a pesar de ser abundante, no es lo suficientemente acertada, pues la principal tarea que juega, que no es otra que la de concienciar, está quedando muy atrás de lo que cabría esperar. Además, es un asunto que, según han comentado los expertos participantes, tiene que ser tratado de manera multidisciplinar, es decir, entre todos los agentes implicados.

Estamos frente a información constantemente, la gente puede acceder a muchas fuentes, pero posiblemente esto no cale. ¿Y por qué? Seguramente sea el lenguaje”, ha señalado Alonso de Leciñana. En este sentido, la doctora ha considerado que los profesionales sanitarios, al estar tan metidos en su trabajo dentro de la consulta, no llegan a calar con su mensaje debido al lenguaje más técnico y rutinario que utilizan. Tanto que, una vez explicados los factores de riesgo, el paciente después no los recuerda. Además, Alonso de Leciñana ha apuntado que, con un lenguaje “normal” -y con la colaboración de las administraciones-, se harían campañas “mucho más efectivas” que llegarían a todo el mundo.

Ante estas afirmaciones podría surgir la pregunta de hasta qué punto los agentes sanitarios lo están haciendo bien en este aspecto, pues la información está ahí pero no termina de llegar, tal y como ha destacado Mercedes Maderuelo, gerente de la Federación Española de Diabetes (FEDE), quien lo ha explicado como una “falta de conocimiento real”.

Y es que, si se obtuviera información de calidad sobre el ictus -entre otras cosas-, se podrían prevenir hasta el 80 por ciento de los casos, según ha detallado Pedro Soriano, técnico de la Escuela Madrileña de Salud de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Hipertensión, diabetes, dislipemia, tabaquismo e ingesta de alcohol, arritmias cardíacas o sedentarismo son algunos de los factores de riesgo que todas las personas deberían tener en cuenta -el estrés y la polución ambiental se han posicionado como factores emergentes-, pues el ictus no es ‘una cosa de mayores’, sino que todos los grupos de población están expuestos a padecerlo, incluso los niños.

Una vez explicados los factores de riesgo en la consulta, el paciente después no los recuerda

Por ello, ajustar la información desde todos los ámbitos (profesionales sanitarios, Administración y asociaciones de pacientes), así como individualizar cada caso con el control y seguimiento pertinentes, como ha apuntado Araceli Morato, directora del Área de Medicina del Trabajo del BBVA, serían dos de las soluciones que, posiblemente no atajarían el problema, pero sí disminuirían la desinformación e incrementarían la concienciación. De esta manera, el paciente podría tener un mayor control de su enfermedad.

Para llegar a ese momento, todos los agentes implicados deberían trabajar conjuntamente, pero siendo conscientes del rol que juegan en la enfermedad, pues cada uno de ellos cuenta con distinta información y con una visión diferente del problema, por lo que poner en común todo eso “es muy importante”, según Leciñana. “Desde el punto de vista del profesional médico y de las sociedades científicas, creo que la responsabilidad reside en transmitir ese conocimiento científico de manera que el paciente lo pueda entender”, ha añadido, pues solo difundiendo los diferentes puntos de vista entre los agentes, se llegará a la información que “muchas veces” falta.

Efecto multiplicador

Como en otros muchos aspectos, la formación ‘desde abajo’, desde la infancia, es fundamental, pues además de poder adoptar ciertos hábitos saludables, es un conocimiento que puede ser transmitido de lo más pequeños a los adultos. Así se conseguiría lo que desde Freno al Ictus denominan efecto multiplicador: llegar a más gente.

Sin embargo, hablar a niños o adolescentes de esta enfermedad directamente puede que no sea la vía más adecuada, ya que el mensaje no sería efectivo. Si con algo como el tabaquismo o el consumo de alcohol no se consigue llegar tanto como se quiere, con el ictus se haría todavía más caso omiso, tal y como ha subrayado Jesús Moreno, asesor técnico docente del Centro de Innovación e Investigación Educativa del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD).

“Habría que intentar llevar al ictus a través de otro tipo de medidas, como serían campañas antitabaco o sobre drogas y alcohol, abordándolo colateralmente o dándole la vuelta desde estos factores de riesgo, en los que tendríamos que nombrar al ictus, pero no específicamente, porque en esas edades el mensaje no llegaría de la manera que se quiere”, ha concretado.

Por ello, y para conseguir calar entre los más jóvenes, Freno al Ictus ha puesto en marcha Héroesencasa, una plataforma que persigue “reducir el impacto del ictus en nuestro país gracias a la comunidad educativa, es decir, transformar la sociedad basándose en tres pilares fundamentales: educar, formar y multiplicar”, como describen en su página web. Para ello, desde la organización llevan a cabo diferentes charlas informativas dirigidas a este grupo de la población, además de distribuir material didáctico y utilizar las redes sociales como canales de conexión con estos.