“La educación en sistemas de inhalación es fundamental para una correcta administración de la medicación y para asegurar el cumplimiento”

La opinión de Marc Miravitlles, Servicio de Neumología, Hospital Universitari Vall d’Hebron (Barcelona)

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es probablemente la enfermedad respiratoria más frecuente. En España afecta a un 10 por ciento de la población adulta mayor de 40 años, lo que supone una elevada carga asistencial y económica, además del impacto en la calidad de vida y en la supervivencia de los pacientes que la sufren. La causa fundamental de la EPOC es el consumo de tabaco y su epidemiología refleja la epidemiología del tabaquismo; de forma que en los últimos años se ha observado un ligero descenso en la prevalencia de la EPOC en hombres, pero un aumento en las mujeres, de acuerdo a los cambios en los hábitos de consumo de tabaco en la población española.

Es fácil entender que el primer reto al que nos enfrentamos en la EPOC es conseguir reducir la tasa de fumadores y también conseguir que las personas que han desarrollado la enfermedad dejen de fumar. Conocemos bien el poder adictivo del tabaco y la dificultad que en ocasiones supone abandonar el hábito, pero debe asumirse como un primer paso ineludible.

“El primer reto al que nos enfrentamos en la EPOC es conseguir reducir la tasa de fumadores y también conseguir que las personas que han desarrollado la enfermedad dejen de fumar”

Otro aspecto que es importante abordar es el diagnóstico precoz. Los estudios epidemiológicos realizados en España indican que hasta un 70 por ciento de los pacientes con EPOC no están diagnosticados, con lo que no se pueden beneficiar de un tratamiento efectivo del tabaquismo y de su enfermedad respiratoria. Es importante actuar a dos niveles, el primero advertir a la población de que los síntomas respiratorios como la tos crónica y la producción de esputo, junto con la disnea o falta de aire no son banales y pueden estar indicando la presencia de una EPOC. Por otro lado, debemos recordar a los médicos de atención primaria que ante todo adulto fumador con cualquier síntoma respiratorio se debe pensar en una EPOC y es obligado realizar una espirometría para descartarla. Como la EPOC es una enfermedad que no tiene curación la mejor estrategia es el diagnóstico precoz, que conlleva la evitación del factor causante y el mejor tratamiento que permita aliviar los síntomas y conseguir la mejor calidad de vida.

La base del tratamiento está formada por los fármacos broncodilatadores, y antiinflamatorios en algunos casos, y la actividad física regular. La vía de administración de los fármacos es la inhalada y eso supone algunas dificultades, ya que existen distintos dispositivos que requieren distintas capacidades y habilidades por parte del paciente. La educación en sistemas de inhalación es fundamental para una correcta administración de la medicación y para asegurar el cumplimiento; sabemos que hasta un 40 por ciento de los pacientes con EPOC que inician un tratamiento inhalado por primera vez abandona el tratamiento a lo largo del primer año. Este dato señala que probablemente no se les ha informado de forma adecuada sobre la importancia del tratamiento regular.

“La vía de administración de los fármacos es la inhalada y eso supone algunas dificultades, ya que existen distintos dispositivos que requieren distintas capacidades y habilidades por parte del paciente”

Por último, debemos recordar que los pacientes con EPOC se benefician de una actividad física regular adaptada a su edad y capacidad respiratoria. Los programas de rehabilitación pulmonar son muy eficaces en mejorar los síntomas y la capacidad de esfuerzo, pero deben complementarse y seguirse de un estilo de vida activo para conseguir los mejores resultados en términos de mejoría de la calidad de vida.

En resumen, para ganar el combate contra la EPOC precisamos vencer la guerra al tabaco y mientras esto ocurre debemos mejorar el diagnóstico precoz, utilizar más la espirometría en atención primaria, tratar a los pacientes según las recomendaciones de las guías clínicas y no olvidar el adiestramiento en la técnica inhalatoria y el énfasis en un estilo de vida activo adaptado a las posibilidades de cada paciente.