El peligro de los bulos en las enfermedades crónicas

La opinión de Carlos Mateos, coordinador de #SaludsinBulos y vicepresidente de AIES

Los bulos de salud han existido desde siempre, así como los charlatanes que han sabido aprovecharlos para vender sus crecepelos y milagros adelgazantes pero, en los últimos años, las noticias falsas o fake news en salud se han multiplicado en frecuencia y expansión debido a la popularización de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea como Whatsapp.

A pesar de vivir en la era de la información, con un acceso casi ilimitado a fuentes científicas, asistimos, al mismo tiempo, al auge de la desinformación, la posverdad, los bulos. Y las consecuencias están siendo fatales en salud. La respuesta no puede ser pedirle al paciente que deje de mirar en internet, como hacen algunos médicos. Esa respuesta lo único que ocasiona es que el paciente deje de confiar en el facultativo para compartir la información que encuentra e incluso abandone la medicación.

La respuesta no puede ser pedirle al paciente que deje de mirar en internet, como hacen algunos médicos

La alternativa es educar a los pacientes en la búsqueda de información fiable en Internet pero también a los profesionales sanitarios para que sepan orientar a sus pacientes. Ése es uno de los objetivos de #SaludsinBulos, una iniciativa puesta en marcha por la agencia de comunicación COM Salud y la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES) que cuenta con la colaboración de cerca de una veintena de sociedades científicas, asociaciones de pacientes, organizaciones colegiales e instituciones.

Es necesario unirse porque los bulos de salud están causando estragos. Así, se ha comprobado que las campañas de vacunación están perdiendo eficacia debido a la cantidad de información falsa sobre ellas. Uno de los bulos más peligrosos que existen es el que relaciona las vacunas con autismo y que han difundido personajes famosos como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presentador Javier Cárdenas. El supuesto estudio que dio origen a ese rumor infundado hace 20 años demostró ser un fraude, una estafa puesta en marcha por el autor para poder demandar a las farmacéuticas. Éste perdió su licencia de médico y el estudio fue retirado por la revista pero eso no ha frenado a quienes lo siguen utilizando para crear sospechas sobre las vacunas. Y lo consiguen: una parte de la población no se vacuna o no vacuna a sus hijos, creando exposición a virus que pueden ser letales y desprotegiendo a la comunidad.

Un estudio publicado en mayo en la revista JAMA Pediatrics comprobó que los padres de niños autistas vacunan a sus hijos en mucha menor proporción que lo hace el resto de la población y que ese patrón lo siguen en los hermanos menores.

La revista Vaccine advierte que las campañas en favor de la vacunación en redes sociales no llegan a las personas que están en contra porque los grupos antivacunas sólo se informan en sus propias comunidades, y que la polarización a favor y en contra de las vacunas se ha polarizado en los últimos años.

Sólo cabe educar en salud y enseñar a ser críticos con la información disponible en la Red. Desde #SaludsinBulos estamos decididos a contribuir a ello.